Far away.
Far way. The ship is taking me far away. Far way from the memories of the
people who care if I live or die.
Justo en este momento me teletrasporté por un segundo a un
lugar que creí por un instante equivocado. Me vi delante de una ecuación que no
supe resolver, ante una metáfora ajena
al día a día de mi vida. Y es entonces cuando entendí que todo se debía al
VÉRTIGO. Vértigo por dejar de lado mi orgullo de una vez. Pero no puedo negar que quería sentir la adrenalina del salto, de
hacer lo que ni mi boca ni se atrevía a pronunciar, a llevarme un poco más la
contraria o reconocer lo irreconocible. Míralo como más te interese. Porque al
final sólo nos movemos por interés. Por conseguir
nuestro “objetivo” aunque nos intentemos convencer de que no sabemos por qué lo
hacemos. Sí, lo sabemos. Y demasiado bien, pero el miedo –inútil- unido a un
arrepentimiento –inexistente- que marcará el “resto” de nuestras vidas nos
paraliza. Y nos inventamos esa palabra y sus consecuencias. Y ahí nos quedamos,
estancados. Idiotas. Con el único final de lamentarnos de no vivir lo que podía
haber sido. Imaginándonos mil caminos de lo que iba a ser o ha dejado de ser. Vivir
en el pasado. ¡Qué bonito! ¡Qué maravilloso! ¡Qué cobarde!
No hay comentarios:
Publicar un comentario